Después de la revolución, se hizo asiduo colaborador de la revista Orígenes, entre cuyos colaboradores figuraban Cintio Vitier y José Lezama Lima. Su obra se ha fortalecido con el paso del tiempo. Escribió cuento, poesía y novela y entre los títulos suyos que más se recuerdan está la pieza teatral Dos viejos Pánicos, representada sin pausa desde su aparición, los poemarios Las Furias y La vida entera, y las novelas La carne de René y Pequeñas maniobras.
Natación
He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogando de antemano. También se evita que tengan que pescarnos a la luz de un farol o en la claridad deslumbrante de un hermoso día. Por último, la ausencia de agua evitará que nos hinchemos.
No voy a negar que nadar en seco tiene algo de agónico. A primera vista se pensaría en los estertores de la muerte. Sin embargo, eso tiene de distinto con ella: que al par que se agoniza uno está bien vivo, bien alerta, escuchando la música que entra por la ventana y mirando el gusano que se arrastra por el suelo.
Al principio mis amigos censuraron esta decisión. Se hurtaban a mis miradas y sollozaban en los rincones. Felizmente, ya pasó la crisis. Ahora saben que me siento cómodo nadando en seco. De vez en cuando hundo mis manos en las losas de mármol y les entrego un pececillo que atrapo en las profundidades submarinas.
El insomnio