(Tomado de “La palabra liberada”, Bogotá, 2001)
Para Julio Jaramillo Hoyos
Quisieron descifrar jeroglíficos de tiempo y sabiendo que para los huérfanos de los astros han enmudecido los signos, decidieron portar su última máscara... Por eso comenzamos a seguirlos.
Amenazaron a la noche, vieron la pasión rebajada en amor y aceptaron el único sí al que aún podían acceder: el silencio.
Lloraron al comprobar que necesitaban un dios para cada árbol o estrella sostenida en la mirada.
Derrumbe de imágenes...
En el tiempo que está por venir –dijeron– toda felicidad será hostil y lo más humano será la guerra.
Quienes escuchen a la lluvia –dijeron– padecerán su condena; los demás –los solos– aprenderán el próximo dolor y serán los únicos en permanecer.
Otro milenio para que vuelvan a oír sus sueños, para que el viajero recupere el encanto del extravío.
Otro, para que el alto vínculo del rito les invente una muerte justa.