Nahum Montt, es uno de los nombres sobresalientes de la novísima narrativa colombiana, obtuvo el Premio Nacional de Novela 2004 con el Eskimal y la mariposa, lo que le dio un cupo en el reducido espacio de las editoriales comerciales. Además se trata de un importante gestor cultural y difusor de la pasión creadora, al punto de que se convirtió en el piloto de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa (RENATA), proyecto respaldado por el Ministerio de Cultura y cuya misión es llevar el secreto engranaje de las palabras a todos los sitios del país. Esta ardua labor ha contado con muchos adeptos pero, como ocurre siempre, también se ha visto cuestionada por innúmeros detractores, cuyo argumento central es que RENATA se encuentra en manos de unos pocos elegidos y que presenta algunos yerros en su estructura y en sus planteamientos. En esta entrevista, el novelista de Barrancabermeja (1967) sofoca estas inquietudes y nos revela a qué ficciones se aplica actualmente.
¿Por qué RENATA nunca ha involucrado la poesía en su oficio pedagógico? ¿Por qué la dramaturgia y el ensayo también son géneros proscritos por ese programa instituido por el Ministerio de Cultura?
En la actualidad existen 40 talleres vinculados al programa RENATA del Ministerio de Cultura, talleres que se dictan en bibliotecas públicas, centros penitenciarios, cajas de compensación familiar, comunidades étnicas, afro-descendientes y raizales. Entre ellos, dos talleres de poesía, bajo la dirección de Giovanny Gómez en Pereira y Felipe García en Popayán. En el mes de octubre se abrirán nuevas convocatorias para que participen los talleres literarios existentes y en proceso de gestación del país, que se encuentren interesados en participar en la Red. Cada dos años se abren estas convocatorias públicas. En cuanto a los otros géneros, ya existe la Red Nacional de Dramaturgia que trabaja en distintas regiones del país. Y en cuanto al ensayo, se están gestionando recursos para abrir un primer taller en Bogotá.
¿Cuántos Talleres están afiliados a RENATA en Colombia y quiénes son los escritores encargados de asistirlos, de darles herramientas teóricas y prácticas para su labor creativa, pues según algunos detractores es un “pequeño número de privilegiados, quiénes recorren el país con el dinero de todos los contribuyentes”?
RENATA ofrece a los talleres vinculados la posibilidad de participar en dos encuentros nacionales con sus directores de taller, la publicación de una antología que reúne los mejores textos, un portal en Internet que pone en comunicación los distintos talleres, la visita una vez al año de un escritor asociado y un proceso de acompañamiento integral que aporta en el mejoramiento de la calidad de cada taller. Desde el 2006 hasta hoy, veintidós escritores han visitados los talleres y compartido su experiencia en el oficio.
Usted es autor de El eskimal y la mariposa (Premio Nacional de Novela 2004) y de Lara, de reciente aparición… ¿Qué piensa de la nueva y exitosa generación de novelistas colombianos que algunos críticos han decidido llamar “Baby Boom” y unos más perversos “Bon Bon Bum”?
RENATA ha permitido evidenciar la enorme diversidad de textos que se están escribiendo en Colombia, más allá de adjetivos generacionales y autores mediáticos, nos encontramos con temáticas románticas, históricas, fantásticas, urbanas, leyendas recuperadas de la tradición oral, en fin, un horizonte bastante amplio.
¿Cree que el Rómulo Gallegos para William Ospina y el Casa de las Américas para Roberto Burgos Cantor orientan la apreciación de la literatura de nuestro país hacia un punto con mayor gravedad que la promulgada por la cultura de los best-sellers?
Los premios recientes reconocen la buena salud que posee nuestra literatura. El hecho de que estas novelas traten temas históricos es meramente circunstancial. Creo que ningún autor escribe para complacer a sus editores, ni lo hace pensando en ganarse un premio.
¿En qué libro trabaja ahora?