Por Enrique Vélez Piedrahita* Sorprende cómo los furibistas, al ver su referendo en calzas prietas, empiezan a lanzar irresponsablemente la idea de convocar una Asamblea Nacional Constituyente para perpetuar a su Mesías en el poder. Como si la Constitución estuviera al servicio de una torva intención personal del Presidente de turno y fuera un papelito que se pudiera arrugar y botar a la basura sustituyéndolo por otro redactado a la conveniencia milimétrica del apetito politiquero del momento. Esto lo vivimos hoy, desventuradamente, por la forma arbitraria como se reformó la Constitución de 1886 para dar nacimiento a la Constitución de 1991. Ahí quedó sembrada la semilla y los mecanismos para proponer reformas a la carta como si se tratase de un menú de restaurante. De una Constitución rígida pasamos a una flexible y hoy tenemos que enfrentar las consecuencias. Es sumamente riesgosa la propuesta de la convocatoria a dicha Asamblea, si tenemos en cuenta su sustento ideológico, que no es otro diferente a mantener en el poder al Presidente Uribe, lo que es plenamente válido si así lo deciden las mayorías, previo el trámite Constitucional y legal pertinente, pero lo que asusta de veras, es lo que pueda llegar a hacer la casta Uribista compuesta por la pléyade de congresistas inmersos en los procesos por parapolítica. Por ejemplo, podrían promover -al fin de cuentas son mayoría-, que se revocaran las Altas Cortes, so pretexto de reformarlas, lo que de tajo acabaría con las investigaciones a fondo que hoy se encuentran en curso, pues de alguna manera la Constituyente podría legislar en pro de los intereses de los hoy acusados y de los que aún no lo han sido, que al parecer serían muchos, motivo subyacente que podría ser el verdadero que sustenta la idea de su convocatoria, etc…, es decir, Colombia en las actuales circunstancias está enfrentada a un riesgo mayúsculo que el común de las gentes no ven y no es otro que el de estar entrando, por los caminos sinuosos de los intereses particulares y de grupo, a una mal llamada democracia plebiscitaria que en el fondo nada tiene de democrática y que por el contrario es la vía más expedita para llegar a una dictadura. Hay que evitarlo a como dé lugar.
*Escritor colombiano