Buen día, soy asidua lectora de Con-fabulación, les agradezco que lo envíen de manera permanente a mi correo. Con respecto al artículo de la represa de El Quimbo, realmente me parece espeluznante esta situación, no solamente por lo que pasa en el Huila, sino porque es una práctica generalizada en el territorio nacional, lo mismo está ocurriendo con el trasvase del río Guarinó en Caldas. Hago parte de un grupo de personas que adelantamos una protesta cívica desde hace diez años, y realizamos una firmatón, marchas, hemos hecho uso de las acciones jurídicas, en alguna ocasión hablamos con el Senador Robledo y todo ha sido infructuoso, igualmente está ocurriendo con las Minas de Oro de Cajamarca (Tolima) y otras represas en Boyacá. No entiendo qué nos sucede a los colombianos, porque no nos enteramos, o no nos queremos enterar, de estas problemáticas que generar un gran impacto negativo a nivel ambiental, económico, social y político. ¿Es posible que podamos escribir un artículo con respecto a la construcción de
R: Lo esperamos.
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¡Gracias amigos por confabulación! Muy buena la iniciativa de difundir las palabras de Miguel Márquez. En el bloqueo desinformativo general, al menos una sintética alusión al programa cultural venezolano de lectura pone las cosas en claro sobre lo posible y lo imposible. Es obvio, que otros gobernantes "preocupados por la cultura" tomen estos ejemplos, ya es pedir mucho, sobre todo cuando es preferible someter que progresar. Gabriel Impaglione, poeta, Italia
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Vaya el abrazo grande y confabulador de este hacedor de versos porteño, identificado hoy y siempre con firmes posturas contra las maniobras insaciables de las multinacionales y de sus socios locales, depredadores del hábitat y de la calidad de vida de los pueblos, y en favor de los derechos y las luchas de la poesía, esa lengua mítica que -como dice magníficamente el poeta Miguel Márquez- nos permite compartir los secretos del apareamiento de los dioses. Desde
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Estimados amigos de Con-fabulación: gracias por enviarme su excelente periódico; es un poco de agua limpia y refrescante en medio de la mentira en que vivimos. Helena Iriarte, poeta colombiana
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