El despojo anunciado

La expoliación al sector cooperativo, una de las herramientas básicas que han obtenido los desheredados del mundo para defenderse de la felonía del sector privado y de los intereses voraces de la banca, es otro capítulo escondido y vergonzoso de nuestra memoria colectiva. Así se demuestra en el siguiente artículo, firmado por una verdadera autoridad en el tema, y alguien que terminó enfrentándose intelectualmente con aquella fuerza sorda

La década de los años 90, fue un verdadero viacrucis para el sector cooperativo de Colombia, por cuanto cuarenta y dos Cooperativas de carácter financiero fueron liquidadas por orden de la Superintendencia Bancaria (hoy la Superfinanciera), lo mismo que dos bancos cooperativos Uconal y Bancoop. La Central Cooperativa de Desarrollo Social “COOPDESARROLLO”, que también se transformó en banco con la misma sigla, resolvió escindir la operación bancaria y constituyo a Megabanco, y como central quedó administrando la inversión de sus asociados. Ante la situación pujante de Coopdesarrollo, el Gobierno resolvió ponerla a administrar la crisis y la endeudó por el término de diez años, que se cumplen en 2010.

En el 2005, los audaces funcionarios del Gobierno del presidente Uribe, empezaron a plantear la ejecución de la deuda de la Central con Fogafin, a como diera lugar y plantearon la intervención para liquidarla, lo cual me llevó a dejar, al término del informe rendido al Consejo de Directores de Coopdesarrollo la siguiente CONSTANCIA:

“Causa mucha tristeza, por no decir rabia, mucha rabia, constatar la forma como el Gobierno pretende borrar de un plumazo el esfuerzo mancomunado hecho por el sector más humilde de los colombianos por espacio de 43 años, para construir un instrumento financiero al servicio de los pobres. Ese esfuerzo exitoso hasta el año 1998, lo opacó el Gobierno de la época y los sucesivos al colgarle la crisis financiera desatada en el año citado y poner a Coopdesarrollo como gestor del colapso de Bancoop, Cupocrédito y Coopsibaté condenándola a un endeudamiento por la astronómica suma de 744.000 millones de pesos de los cuales el mismo gobierno se autopagó 311.000 millones por deudas de Bancoop y a Coopdesarrollo solo le ingresó el pagaré. Desde el año citado, COOPDESARROLLO le ha pagado al Gobierno por concepto de impuestos la suma de 46.952 millones de pesos, por intereses la suma de 152.403 millones de pesos y por abono a la deuda la suma de 83.942 millones de pesos y el saldo de la deuda es hoy de 659.446 millones de pesos. Merced al convenio de desempeño firmado con el Fogafin se ha cumplido en forma estricta con las obligaciones y el plazo de la deuda se vence en el año 2010. Ahora, el actual Gobierno considera que a pesar de estar al día Coopdesarrollo con las obligaciones, resulta ilíquida e inviable a futuro la Central y en consecuencia procede a intervenir a Coopdesarrollo para liquidación con lo cual se pierden los aportes de las 1.300 organizaciones cooperativas, fondos de empleados, sindicatos y demás formas asociativas que conforman la base social de la Central con lo cual desaparece el concepto del presidente Uribe Vélez de que el cooperativismo es el brazo de extensión del Estado”.

En mi condición de miembro del Consejo Directivo de Coopdesarrollo, no estuve de acuerdo y así lo expresé en su momento, con que la entidad sustituyera al Estado en su obligación de administrar la crisis, que de paso resulta oportuno recordar que el Gobierno para justificar la emergencia económica e implantar el famoso 2 por mil, que hoy va en el 4 por mil, a las transacciones financieras, supuestamente para superar la crisis, sin que de ese recaudo hayan transferido suma alguna para amortizar la deuda de Coopdesarrollo; disentimiento que hoy ratifico y en consecuencia rechazo y condeno la actitud arrogante e indolente de los funcionarios del Gobierno Nacional quienes apegados a la cifra y a la normatividad vigente, anuncian la toma de posesión y pulverizar los aportes de los asociados, con lo cual se alzan con la alcancía de los pobres.

El constreñimiento gubernamental coloca en estado de indefensión a los directivos de la institución y de las organizaciones de base. Atrás quedan los ideales y el esfuerzo de muchos colombianos humildes, quienes con coraje, entusiasmo y fe abrazaron el ideario cooperativo que hoy guía a más de 900 millones de personas en el mundo y ante quienes coloco mi entrañable preocupación por el hecho de la protuberancia de los intereses personales frente al bien común.

En su momento, al ser disuelto el órgano de dirección, administración y control, en unión de otros dirigentes constituimos el “Comité prodefensa de Coopdesarrollo”, el cual emprendió la tarea de evitar la liquidación y rescatar el remanente, lo cual se logró después de varias reuniones con el Presidente de la República, sus Asesores y Ministros respectivos, así como con el Director de Dansocial y el Superintendente de la Economía Solidaria, bajo la fórmula de la incorporación de Coopdesarrollo a Coopcentral con la natural consecuencia de que los asociados a Coopdesarrollo no pierdan ni sus aportes ni el remanente.

Ese desenlace llevó al Comité a dirigirse al Presidente de la República con mi firma, para expresarle entre otras cosas lo siguiente:

“(…) Lastima sí, señor Presidente, que al devolverle a sus dueños sus devaluados aportes y los remanentes condicionados, al amparo de recaudar una cartera para FOGAFIN, se hubiese anticipado tres años el cumplimiento de un contrato y que el principal activo de la Central que era el Megabanco, hoy se encuentre bajo la sigla del Banco de Bogotá y que así se perdiera el instrumento financiero del sector cooperativo, construido con el esfuerzo mancomunado de los Asociados a Coopdesarrollo durante sus cuarenta y cinco años de existencia. Al levantarse la intervención de la Central, ésta se encuentra a paz y salvo por todo concepto y el remanente entrará a fortalecer el sector, razón por la cual, con todo comedimiento, le solicitamos examinar la justificación del 4 x 1.000 impuesto a las transacciones financieras, por cuanto la razón expuesta en el Decreto que originalmente impuso el 2 x 1.000, se basé en que era pacer frente a la crisis del recetor decretada en 1998. La verdad es que de esos recaudos, luego aumentados al 4 x 1.000, el sector de la Economía Solidaria no ha recibido un solo peso, lo cual nos lleva a considerar que superada la crisis desaparece la razón de ser de la medida, la cual de mantenerse continuará incentivando el manejo del ahorro debajo del colchón como viene ocurriendo”.

Con frecuencia se dice: “Los hombres pasan y las obras quedan”. En este caso es lo contrario “Las obras pasan y los hombres quedan”. Quedan para dar testimonio de los atropellos, de la burla al Estado de Derecho, de la insensibilidad social, de las contradicciones, de los espejismos, de la incomprensión de la violencia, del despotismo, de la insensatez, del avasallamiento, de la hipocresía, del inane papel de los gremios, que hace recordar al romancero español: “Que se fiso el rey don Juan; los infantes de Aragón que se ficieron?”. Hoy, y no sé hasta cuándo, los ahorros de los asalariados estarán en las arcas de los negociantes del sector financiero, próspero y robusto porque nunca pierden y además agitan la consigna según la cual: “reformen el articulito y que viva la reelección”.

Como libre pensador, por no estar de acuerdo y por haber llegado a la edad de retiro forzoso, sin renunciar a los principios y valores del cooperativismo, me refugio en los cuarteles de invierno, no sin antes doblar la página.


*Ex presidente de Coopdesarrollo, Ex representante de la Cámara, Presidente de la Universidad

Cooperativa de Colombia