La gran noche de Los Conjurados

Nuevamente existe una coartada para que un gran número de conjurados y con-fabuladores, profesionales o empíricos, con o sin experiencia, reales o imaginarios, líricos o prosaicos, se reúnan en el espacio festivo de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, a gozar de las visiones y encarnaciones de algunos afortunados poetas, cuentistas y periodistas que, gracias a su fe en los poderes de la imaginación, publicaron sus trabajos durante el año en curso.

También será la fiesta de cumpleaños de este periódico virtual, que se escribe en el aire pero se queda en la memoria y el que, desde el primer número, logró el favor y la complicidad de los lectores alertas de toda Hispanoamérica, al punto de que empezó con 12 mil suscriptores y en la actualidad cuenta con 70 mil. Era hora, pues, de la aparición en tinta, de este testimonio editado por la Colección internacional de literatura Los Conjurados, primera entrega de un ciclo que pretendemos convertir en tradición.

Pero, además de esta antología periodística, se presentarán cinco sugestivos títulos de la Colección Los Conjurados: Habana Roja de la escritora española Sara Fernández Rey, El Dios Ebrio y otras ficciones del nariñense Hermínsul Jiménez Mahecha, Navíos de Caronte de Carlos Fajardo, Objetos que nos miran de la poeta Olga Malaver y Cicatriz souvenir del joven creador bogotano Juan Sebastián Gaviria. Todo un festín de la palabra y el asombro.

En su Habana roja, Sara Fernández indaga, con una alta dosis de humor, irreverencia y erotismo, en las entrañas ambiguas de la sociedad cubana post-revolucionaria, con sus yerros y aciertos, su calor y su ebriedad, su tonificante dulzura y su contradicción histórica, y el resultado es un libro que se lee con exultación, como si se estuviera viendo a dos amantes tropicales “Matándose” en el Malecón.

El dios ebrio y otras ficciones de Herminsul Jiménez Mahecha, está compuesto de breves textos que logran el encantamiento de un relámpago, la incapturable belleza de una imagen furtiva y el sentimiento de que los hombres y mujeres de este mundo somos breves… como la eternidad.

En Objetos que nos miran, por su parte, Olga Malaver explora en la música, la agresión y la vida secreta de las cosas, solo en apariencia inanimadas, y captura el alfabeto críptico y los mensajes esenciales que éstas nos lanzan a la conciencia, demostrando que solamente son cotidianas para los superfluos.

El poemario Navíos de Caronte, de nuestro efusivo colaborador Carlos Fajardo, tiene la belleza melancólica y la nostalgia de algunos de los mejores poetas griegos del siglo XX. Lo recorre la sombra de Seferis y Ritsos, Ellitis y Cavafis. Como en esos maestros, en las líneas sutiles y acongojantes de este libro, parecemos asistir a un periplo eternal, doloroso pero también sensual.

Y por último, Cicatriz Souvenir, el texto maravillado de Juan Sebastián Gaviria, también conocido con el nombre ancestral de Inti-Manic, que abisma por su “espantosa madurez”, ese fecundo don que acompañó a Lautréamont y Rimbaud, Genet y Tenesse Williams y Alejandra Pizarnick. Las revelaciones allí contenidas nos ponen en un estado de vigilia y alerta, similar a la que provocan los milagros, las apariciones y los anatemas.

El ágape, que intentará elogiar el privilegio del instante, la fulmínea grandeza del aquelarre sagrado y la exaltación mística del erotismo, se escenificará el sábado 22 de agosto en el salón Eduardo Carranza, a las 7:30 pm.

Y un dato precioso: El cóctel no será con piedracielista vino, sino con tempestuoso ron cubano.