Flavio Ermini

(Verona, 1947), poeta, narrador y ensayista italiano.

Uno de los mayores poetas vivos de la lengua italiana se suma a Con-Fabulación con este texto inédito en español, cedido exclusivamente para nuestro periódico virtual. Entre sus primeros libros sobresalen: Poema n. 10. Tra pensiero (poesia, 2001), Il moto apparente del sole (saggio, 2006), Antiterra (saggio, 2006), Ali del colore (narrazione con immagini di Giovanna Fra, 2007). En 2007 publicó en Francia con Champ Social Plis de pensée, su obra poética en edición bilingüe, traducida por François Bruzzo y con prólogo de Franc Ducros. Dirige la revista de investigación literaria “Anterem”. Para la editorial Moretti & Vitali dirige la colección de narrativa y ensayo “Narrazioni della conoscenza”. Para Cierre Grafica dirige, con Yves Bonnefoy, Umberto Galimberti y Andrea Zanzotto, la colección de poesía y prosa Opera Prima. Actualmente reside en Verona, donde desarrolla su actividad editorial.

(Traducción al español de Gabriel Impaglione)


LA ROSA TERRENAL

Por Flavio Ermini


De cada lado del cielo, llevan leche y pan las mujeres de alas de gigante a la tumba guerrera –porque el ocaso no llega del todo todavía, la mujer desde su pecho la luz aparta.


entre la curva acabada del yo y el compartido paisaje del alba, no tan sutil es la rosa terrena para que puedan saliva y acero ocultársele


en la clasificación de la materia deviene un detalle de la ceniza, la ceniza confundida en la tierra — otras veces no retiene sino el espíritu la entraña de los despertares en las fatigas del corazón


donde el tú del mal habla, mora sin lengua el vivo —


proviene de los entes empujados a la altura por el fuego la singularidad de la vida —a través de su respiración, se suceden en sentido inverso también los seres plenos


con la irrupción de la humana especie, es resta de conocimiento la medida de los días y toda otra fracción de tiempo —


prevalece con el tiempo la mutación en los órganos del tacto y de la vista — al contrario, la lengua yace como piedra en el cuerpo por otros cuerpos protegido, allí jamás llega a abrirse paso


el viajero de ojos cerrados trae de lo oscuro el anuncio de aquel que todavía vive — en la sombra tiene la misma sustancia de las hojas el aparecido que nada ve


— anterior al gemido, el ser destinado a la nada se opone a la fuerza que vela


crece y mengua en el nacimiento el vacío en el que se agolpan los aparecidos — no por otras razones tarda la nodriza con la espada