Entrevista con Jesús Munárriz

“Los crímenes de Franco siguen enterrados”

Se trata de uno de los editores contemporáneos que, corriendo el riesgo y la temeridad, apostó por el género de la poesía, aunque sea el gran damnificado del universo editorial. Traductor acertado y constante, creó la legendaria editorial Hiperión y se ha encargado de mantener el fuego primordial de las palabras encendido, tanto en la península ibérica como en los países suramericanos. Su visión del actual momento de la literatura es clarificadora y, a falta de respuestas nos plantea nuevos interrogantes sobre el porvenir de la imaginación.


Hay tres laberintos que marcan significativamente tu vida: la poesía, la traducción, la edición. ¿A qué costo prescindirías de alguno de ellos?

Los tres giran en torno a un único centro, que es la poesía, pero si tuviera que prescindir de alguno, lo haría sin mucho esfuerzo de la edición, que es ante todo mi forma de ganarme la vida. Es verdad que me permite ejercer una grata labor cultural y difundir tantas obras en las que creo, pero supongo que podría seguir haciéndolo a través de otras editoriales o dejar que lo hicieran otros, mejor o peor. Lo que escribo, en cambio, y lo que reescribo, es decir, lo que traduzco, sólo yo lo puedo hacer como lo hago; espero poder seguir haciéndolo hasta el final.

Como traductor de diversos idiomas y de grandes poetas universales: Hölderlin, Rilke, Celan, Aragon, Wilde, Shakespeare y Pessoa, ¿cuál ha sido en términos amorosos el mayor logro?

Hölderlin estuvo en el origen del proyecto inspirador de las Ediciones Hiperión, su libro de ese título fue el primero de la editorial y estoy muy orgulloso de su traducción, que ha hecho disfrutar a tantos lectores, pero cualquiera de los otros me ha permitido escribir hermosas versiones de los poemas mucho más hermosos escritos por ellos. Es una maravilla poder volver a escribir en verso castellano lo que Rilke, Shakespeare o Pessoa han escrito en otros idiomas. ¡Y lo que se aprende!

¿Cómo ves, desde tu orilla de editor la poesía actual latinoamericana y cuáles nombres te parecen notables?

El exceso nos perjudica. Somos veintitantos países escribiendo en el mismo idioma, con abundancia de poetas, y se tarda mucho en saltar las barreras nacionales y en llegar a lectores de otras latitudes, o últimamente, con internet, cualquiera salta esas barreras aunque no lo merezca. Dar nombres sería dejar de dar otros nombres. Procuremos no ejercer la injusticia.

Se especula que el próximo Nobel de Literatura caerá en español, debido a la prolongada ausencia de casi 20 años sin celebrar nuestra lengua. Como además la poesía no ha tenido lo que se merece en las últimas versiones, ¿podría ser Antonio Gamoneda el elegido?

Los suecos son impredecibles. Se lo dieron a Juan Ramón Jiménez y a Aleixandre, pero también a Echegaray, Benavente y Cela. Nicanor Parra sería un excelente premio Nobel en español. Dense prisa, suecos, que ya está viejito.

¿Qué poetas españoles contemporáneos te interesan?

Me interesan todos los que escriben bien, que son muchos y de todas las edades, y algunos de los que escriben mal, porque de ellos se aprende a no repetir sus errores. Y otra vez chocamos con el tema de los nombres. Por muchos que diera, me olvidaría de otros tantos que lo merecen. Dejemos que el boca a oreja y el criterio de cada lector vayan descubriendo la mejor poesía entre la maraña que se publica.

Has escrito poemas políticos y amorosos. ¿Qué debe hacer un poeta para no caer en el panfleto y en lo cursi?

Ser muy crítico con la propia obra, aunque, claro, es más fácil decirlo que hacerlo. No es el tema lo determinante, sino la forma de tratarlo. Se puede caer en el panfleto reivindicando la poesía del silencio y en lo cursi yendo de místico.

¿Piensas que algún día se disolverá en España el fantasma de Franco?

Lo tenemos difícil. La transición democrática no fue un vuelco de la tortilla, sino un proceso lento de recuperación de las libertades sin romper nunca del todo con el régimen anterior. El rey Juan Carlos lo ha hecho muy bien, pero fue Franco quien decidió que le sucediera y el pueblo español no ha tenido nunca la oportunidad de ratificarlo en un referéndum. Y son muchos los crímenes del franquismo que siguen enterrados. García Lorca no es sólo un símbolo, es también un cadáver, entre muchos miles, aún por desenterrar.

¿Es verdad que existe una rivalidad profunda entre las marginales editoriales españolas dedicadas a la edición poética y las editoriales más poderosas que sólo dan cabida al género de la novela y a libros de autoayuda y superación?

No conozco esa rivalidad; simplemente, cada cual se dedica a lo suyo, e incluso en varias editoriales se solapan poesía y novela: Pre-Textos, centrada en la poesía, publica también novelas y estudios literarios; Tusquets o Lumen, centradas en la novela, publican también poesía.

¿Finalmente no te parece que la novela se está convirtiendo en la tirana de la imaginación escrita?
­La novela genera ganancias y el dinero todo lo arrolla. La poesía, poco o nada rentable, marginal en el mercado, es el único foco de resistencia al igualitarismo del negocio. Pero para poder resistir en esa trinchera hay que poder vivir de otra cosa. El poeta que pretende ganarse la vida con la literatura se convierte en novelista, y confía en que sus obras acaben en el cine, que es lo más rentable. La poesía se autoexcluye de ese mundo del comercio, no cotiza en bolsa. Y sigue siendo pobre, pero libre.